ESTILOS
CLÁSICOS |
Los
estilos clásicos tienen una potencia muy especial. Esa fortaleza
viene de que el arte del bonsai tiene milenios de madurez y ha
establecido sus estilos.
Llevar
un arbolito hacia una de las formas clásicas es una meta a seguir
por quienes conservan todas las condicionantes del arte original.
Podría asegurar que el diseño no tiene aportes personales; el
logro está en conseguir que un bonsai sea lo más parecido a los
modelos clásicos.
¿Fácil?
Nada más difícil. Necesita constancia y convicción. Es dominar la
naturaleza hasta las últimas consecuencias. Esto
dice de una actitud particular frente al árbol. Habla de una
disposición de tiempo y conocimientos muy particular. Conseguir un
bonsai en un estilo clásico no es fruto de improvisación ni del
azar.
Si
éste es tu modo de verlo, pues, ¡manos a la obra!. Pero
necesitarás algo más que los conceptos que puedas encontrar en
esta página. Busca bibliografía sobre especies y estudia por sobre todas las
cosas. Los estilos tradicionales se realizan sobre algunas en
particular. Por ejemplo, un Net-suranari se consigue con olmos, ya
que naturalmente tienden a crecer con raíces
compartidas.
Y
deberás aprender los otros procedimientos necesarios, y que no
estás descriptos en mi página, ya que no los practico. |
FORMAS
NATURALES |
Las
formas de la naturaleza son innumerables. Los estilos clásicos generalmente
reproducen formas de una naturaleza que ha sufrido la
exposición a agentes climáticos especiales, resultando por ello
con deformaciones particulares. Enfatiza las heridas y
cicatrices de la lucha entre el árbol y su medio ambiente. Aparecen
allí partes retorcidas, otras muertas; desplazamientos de los
troncos, torsiones, inclinaciones exageradas; aparición de las
raíces a flor de tierra, entre piedras, o saliendo de dentro de
rocas.
Son,
sin dudarlo, formas de la naturaleza.
También
lo son las armónicas, las ideales, las "perfectas".
Es
decisión del bonsaísta adoptar su postura. ¿La mía? Seguir a la
naturaleza lo mejor posible. Si un arbolito ha nacido en la
pendiente de una montaña y por eso tiene su tronco en un ángulo
que busca la perdida verticalidad, pues que así quede; pero en mi
jardín no tengo montañan y no obligaré a ninguno de ellos a
sufrir esa agresión. |
PROPORCIONES |
Para
este tópico seguiré las normas clásicas. No hay nada mejor que la
opinión de los que hace milenios crean y mantienen bonsais.
Las
proporciones a las que me refiero son las que se establecen entre
las diferentes partes de una composición. Y para ello determinemos
cuáles son los elementos que intervienen e interactúan en ella: el
árbol, el contenedor, otros elementos de paisaje, y algunas veces,
el apoyo. Según
los lineamientos clásicos existen relaciones entre ellos, dadas en
términos de proporciones. La altura del árbol es una de las
medidas básicas para dichas proporciones. Ahora bien, el árbol
crece y ello implicaría que a medida que se desarrolla irían
modificándose las demás medidas. Algo
así sucede, pero no es tan malo. En algún momento deja de crecer
en altura. El árbol se estabiliza. Si recurrimos a información de
la especie tomaremos nota de cuál es la edad "adulta" y
en ese momento tendrá la medida. Pero podemos esperar a asignarle
un contenedor definitivo al llegar a la altura final. Mientras
usaremos otros más descartables. El
contenedor (por no decir maceta) tiene un ancho equivalente a los
dos tercios de la altura. La altura del contenedor, desde su base
hasta el borde, será igual al ancho del tronco. El árbol no será
colocado en el centro del contenedor, sino a un tercio del largo. Y
debemos recordar que los grupos no deberán tener ejemplares pares. La
forma del contenedor puede ser circular o rectangular (muy pocas
veces se emplean los cuadrados), pero las características del
material debes mirarlas en la sección contenedores. Existen
otros "contenedores" que pueden salir de estas normas: son
los que se utilizan para estilos particulares, como los Ishitsuki
(colgando de una roca), o los Saikei (paisajes), y otros donde la
composición deberá tener en cuenta el tamaño de la roca, o el
volumen del grupo de árboles. También los hay que contienen agua,
buscando el reflejo, y los que son solamente planos sin borde,
formando el volumen de terreno con rocas, tierra y musgos. |
LO
NATURAL vs LO IMPUESTO |
Es
una cuestión de filosofía. Cada cual sabrá qué elegir en el
momento de dedicarse a bonsai. Las razones son tan fuertes de un
lado como del otro. No
es una elección fácil de realizar; lo más común es que los que
se dedican a los "yuyos" rechacen la idea de obligar a un
árbol a ser enano. Hay también personas que alegan fundamentos
ecológicos, valederos a la hora de hablar del humo de las chimeneas
de las fábricas, pero que muchas veces omiten recordar que el pan
que comen se hace con trigo híbrido. Claro
está que la individualización de la persona que se dedica a bonsai
es más fácil que buscar a los que produjeron las distintas
semillas del trigo, maíz, ajíes, tomates, arroz, etc., etc. Y sin
mencionar vacas locas... Hay
quienes acusan a los bonsaístas de omnipotencia, de querer ser
dioses, de insano deseo de domeñar la naturaleza... Otros dirán
que es la voluntad de crear un paraíso en miniatura por escapar del
infierno del mundo real... ¿Qué
es lo que yo creo? Quedará entre mis arbolitos y yo... |
LO
MEJOR Y LO PEOR |
Lo
mejor es ver florecer un bonsai... Lo
peor es verlo morir, sin saber qué hacer... Para
las dos, lo necesario es estudiar, dedicarle tu tiempo, hablarle,
acariciarlo, premiarlo, abonarlo, comprometerte con él. |
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